Seguro que todos hemos sentido cuando conocemos a alguien, esa sensación de hormigueo, de bienestar, de ilusión.
Esas sensaciones ocurren al comienzo de una posible relación, la cual forma parte del primer ciclo de la relación en el que la que nos mueve es el deseo.
Comenzamos a ver a la persona como un ser perfecto, en el que todo nos gusta, incluso lo empedelestamos, ayudado por la novedad de conocer a alguien en con el ya no que conecte, eso esta claro, sino que comienzo sentir compatibilidad.
Indirectamente el estar con él, hacer cosas con él, me gusta, me hace sentir bien, por ello
que vamos asociando a la persona y al estar con ella con sensaciones muy placenteras para mi.
Conforme vamos a avanzando en nuestra relación, esas emociones de deseo, mariposas en el estomago van reduciéndose pero han ido apareciendo otros vínculos acompañadas de sensaciones igual no tan intensas pero mas perdurables y fuertes, de sostén.
Me refiero a los principios o valores que se han ido forjando en nuestra relación como la confianza, el compromiso…. Vamos viendo a nuestra pareja ya no como un se “endiosado” sino que lo humanizamos, y esas mariposas parece que se van desvaneciendo, pero esto es totalmente natural, nos hemos habituado a la persona, a sus gestos, su manera de ser, responder, relacionarse, reírse….. y comenzamos a aceptarlo tal y como es, lo vemos en su totalidad, con sus luces y sombras y respetamos esas sombras porque sin ellas no sería él y así poco a poco vamos avanzando en nuestra relación creando cada vez más vínculos, principios, ya no necesitamos esas pruebas importantes de amor puesto que ya se va instaurando la confianza y normas que van poniendo lo miembros que ella la conforman.
Progresando por los diferentes ciclos de la relación y trabajando y resolviendo los diferentes objetivos y dificultades que con cada etapa sobrevienen, por ello es important mantener un clima emocional positivo y gratificante para ambos o reconducirlo par recuperarlo.
Es importante cuidarnos en nuestra manera de relacionarnos, comunicación, manejo de generar acuerdos, resolución de conflictos, tenernos en cuenta, responsabilidad afectiva mantener actividades agradables conjuntas, respetar nuestros espacios, continuar con proyectos en común, aceptar proyectos individuales…
Todo ese proceso es lo que podemos llamar amor, un constructor subjetivo que para cada uno es diferente puesto que cada uno lo vive a su forma pero que en su definición má reduccionista consta de la creación de emociones positivas y de bienestar que reporta el estar al lado de una persona y solo por ello yo respondo de la misma forma, dando lo mejor de mi y lo más importante, mi persona, con ella no nos referimos en términos de romanticismo de dar la vida por alguien, sino darse ella, su tiempo, su escucha, su cuidado, su cariño, su compañía … es de decir su ser en su esencia.
Puedes contactarnos al correo info@cristinagonzalvo.com o nuestro Instagram https://www.instagram.com/cristinagonzalvopsicologia/